Es una isla de desechos que flota en el mar Caribe, entre las costas de Honduras y Guatemala, una nata de desperdicios que recala periódicamente en las playas y que, últimamente, se ha vuelto un motivo de tensión en las relaciones bilaterales entre los dos países.
Tras la publicación de las fotos y la llegada de la basura flotante a varios municipios de la costa norte hondureña, ambos gobiernos sostuvieron una reunión para discutir posibles soluciones a una situación que ya se extiende por más de tres años, según las autoridades locales.
Tras las reuniones bilaterales, el gobierno de Tegucigalpa dio un plazo de cinco semanas a su par guatemalteco para que controle los vertidos. De lo contrario, sostienen, recurrirán a organismos y tratados internacionales.
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